Tuesday, March 07, 2006

CRISTOBAL




Había llovido toda la noche torrencialmente, era una de esas primeras lluvias de invierno, cuando el cielo cruje, los relámpagos iluminan las habitaciones y la lluvia choca pesada contra los cristales…
Él estaba en esa fría mañana; al otro día de la lluvia.
Ya no llovía pero hacía frío, estaba sentado en el banco de ladrillos que construyeron sus amigos, sus manos sostenían su rostro y rezaba frente a la piedra que recordaba la tragedia y el nombre del niño, el vehículo blanco donde se había bajado aún permanecía en marcha, con las puertas abiertas y sin nadie en su interior.
Él sólo se bajo para saludar a su amigo, a pedir por su alma, a pedir por él, por la semana… por el día… nadie lo sabe.-
Me miró cuando yo pasé por su lado, y vi sus ojos tristes y con lágrimas que Él intento disimular. Dijo: “Chao Cristóbal…” se levantó del asiento, subió al auto y se fue sin mirar atrás…

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