LA FUGA
Él se encontraba encerrado hace algún tiempo en esa burbuja transparente y llena de agua, ya se había acostumbrado a vivir de aquel modo, cuando algo repentino sucedió para cambiar sus días de desgracia; comenzaron a cambiarlo constantemente de burbuja. Trataba de no mover ninguna parte de su cuerpo dentro del agua, y cuando lo veían quieto, la mujer del lugar le golpeaba el cristal para hacerlo despertar.
Por mientras, Max pensaba e el modo de poder escapar de su prisión, seguramente lo encontraban demasiado extraño, por eso le observaban tanto. Tal vez la mujer del lugar se preguntaba, como vivía semejante ser, sin salir a respirar.
Pero Max, siempre quiso hacerse el dormido.
En algunas oportunidades le observaban más de la cuenta y él se ponía nervioso, nadaba de un lugar para otro, aunque jamás encontró un lugar donde esconderse. En algunas oportunidades podía ver el sol, y en otras lo cambiaban a otra burbuja y podía ver pasto a su alrededor.
Max, también miraba muy de cerca los movimientos de la mujer del lugar. Él sabía que al siguiente cambio de burbuja, podía escapar a semejante prisión.
Él lo había planeado todo, esperaría al siguiente cambio de burbuja y después de algunos minutos la mujer del lugar desaparecería durante algunas horas.
Aquella mañana, el sol apareció radiante en la cordillera, Max sabía que pronto llegaría la mujer del lujar y lo trasladaría de burbuja para que tomara el sol. Durante la espera, el corazón de Max se sentía latir cada vez con más fuerza, aunque él pensaba que no debía notarse su nerviosismo.
La mujer llegó temprano (más que nunca), y todo sucedió de acuerdo a lo planeado por Max. La mujer desapareció por la puerta y ése era el ansiado momento para Max… por fin su libertad se encontraba cerca. Él sabía que nadie había visto sus enormes saltos dentro de la burbuja; saltos que practicaba cuando nadie lo veía, y hoy, esos saltos lo llevaría camino hacia la libertad.
Dio uno de sus brincos, llegando a la orilla de la burbuja que servía de respiradero, cuando una de sus patas se resbala por el grueso vidrio cayendo de nuevo al agua… haría otro intento. Volvió a brincar hasta que por fin logró agarrarse de la orilla, saltando fuera de la burbuja, se dio cuenta que el pasto que veía a través del cristal era de verdad, y que debajo del pasto había tierra oscura, la que le hizo recordar al resto de su familia, porque no era único en su especie…
Hace tiempo que sentía el sol en su piel, y se quedó así por unos instantes cuando de pronto sus ojos se encontraron con otros ojos más grandes que los de él… era una cosa que él jamás había visto, la cosa estaba toda cubierta de pelos rojos, caminaba en forma extraña y era tan grande como una roca. La cosa se le acercó, mientras Max prefirió quedarse quieto sin respirar, mientras la cosa lo olía y le hablaba un extraño idioma que él jamás comprendería, y sintió miedo…
La cosa abrió la boca y con un solo movimiento atrapó a Max entre sus dientes… era demasiado tarde para Max.
Su último pensamiento lo llevó a la burbuja y pensó en la extraña mujer que a diario lo sacaba a tomar el sol y le regalaba una mosca a la hora de la cena; desde ése momento se percató que jamás llegaría a ser un adulto como su padre. Él jamás sería un verdadero sapo.-
PK2
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