Friday, September 03, 2010

TIO SAM...

El reloj de la pared daba las 10:45,
el segundero marcaba con tic, tac el nuevo minuto que se asomaba.
El Tío Sam, me apuntaba con su índice directamente a los ojos.

Sin duda la señora de la recepción, ni siquiera había notado
que yo miraba todo a su alrededor,
adivinando donde guardaba el control de la puerta,
el café, los tazones y el azúcar para algún cafecito a deshora...

El papeleo de cada Fiscal, y la nómina de las personas
Que traspasarían la puerta… entre otras cosas…

El Tío Sam, seguía mirándome desde la pared,
Su gorro no tenía ni las estrellas
ni las franjas rojas que yo recordaba…

Las franjas me llevaron a recordar el baby-doll rojo
que guardo en mi cómoda,
y que ocupé contigo…

Guardado en una de esas carteras “cursis” de raso
donde cabe sólo el lápiz labial y,
la polvera para el brillo de la nariz.
Me lo llevé oculto a la fiesta que me habías invitado.

Era una “sorpresa” – me habías dicho-
Sorpresa fue la tuya que cuando al salir del baño
Aparecía ante tus ojos vestida con aquel diminuto traje.

Recuerdo tu cara de sorpresa, tus manos las llevaste a la cara
Y el sorprendido fuiste tú.
Sentía tu emoción y sentí que algo importante
había sido para ti…
Los momentos de los besos y las caricias
No tardaron en llegar…

Miro a la mujer sentada frente a mí que contesta el teléfono
que no a parado de sonar desde que llegué…

¡Si supiera! –me digo-
Si supiera que entre tanta trifulca, juicios, y fonos…
Yo estaba lejos...
a más de cien kilómetros de distancia…
a meses en el tiempo pensado, y
pensando otra vez en ti, como me ocurre últimamente…

Comienzo a sonreír;
a reír como hace mucho, mientras en la pared,
El Tío Sam sigue señalándome con el dedo...
PK2
Para MR (el sorprendido)
-me debes una apuesta-

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