Friday, January 06, 2006

TERESA MARIA



Hace tiempo que no la veía, años...
La ultima vez fue hace dos años en Septiembre; yo me encontraba de vacaciones en Balmaceda, cuando recordé que me había invitado a su "matrimonio"...
No me lo podía perder, aunque reconozco que me daba nostalgia el imaginarla siquiera dando el sí.-
Tomé el avión un día antes y regresé a Santiago.
Me levanté temprano el día del "matrimonio", recuerdo que llegué y ya se había iniciado la ceremonia, observé a Ximena desde lejos, se encontraba hermosa, y extrañamente feliz a mi pesar, pensé en Dios como Padre y en ella como hija inmolada, y despepité contra Él. Siempre he tenido una reacción extraña con Dios, como que él aún permanece intacto en el sillón sobre una nube, mientras que su hijo Jesús muere a diario en la Cruz... basta!!!
La "Ceremonia" era linda, el cura decía algo sobre las promesas y votos que conlleva un matrimonio, una lágrima rodó por mis mejillas cuando la vi arrodillarse y tumbarse en el suelo boca abajo con los brazos abiertos en cruz...
No sabía si arrancar o quedarme allí parada, observé a un señor de edad, agarrado de la reja donde estaba Ximena, que miraba absorto con ojos que chorreaban pena y un corazón herido, supe que era su padre después de la ceremonia, cuando las otras monjas arreglaron una especie de cóctel para los invitados, en el que ella no comió nada y sólo nos observaba a través de la reja de 1 metro de alto por 4 de ancho, donde sólo nos cabe la mano para atrapar la suya y felicitarla por recibir a "Dios" en su vida.
Hoy ha pasado tiempo de aquello; la veo venir y tiene una sonrisa en sus labios, sus ojos me parece que reposan paz, y desbordan amor, esta feliz, ha orado por mi; lo sé y me lo dice, y yo me siento mal, porque no rezo por ella, supongo que da amor a Dios por las dos. No pregunto por Ximena, sino por Teresa María, después de un par de campanadas del convento me dice que debe dejarme, que la media hora ya pasó y que sólo la puedo visitar una vez al mes. Sus manos son mas suave que la última vez que la vi, y la veo más repuesta, me dice que rezará más y yo no quiero... Se levanta de la silla, veo su habito largo, oscuro, lúgubre y siento más pena aún; apaga la luz de la pequeña salita y su silueta se pierde tras una inmensa puerta.-
PK2