Friday, January 12, 2007

CARTAS DE NAVIDAD

El calor sofocante del viernes me hacía doler la cabeza más de la cuenta, quería vagar un poco por las calles del centro de Santiago, e impregnarme del espíritu de la Navidad que este año lo consideraba perdido debido a la escasez de recursos para mi cena de Noche Buena. La algarabía de la banda en la plaza de armas invitaba a los transeúntes a unirse al ritmo de la música y de los aplausos. Un poco mas allá los niños jugaban con las palomas mientras la gente corría de un lado para otro comprando los regalos de ultima hora. Dispuesta a ir a casa; abrazar a mi hijo, besar a mi marido, hice mi última parada: “Correo central”, dije para mi, que muchas ilusiones se guardan escondidas en los buzones y casillas de aquel lugar, pensando encontrar más ilusiones; entré…
Había un murmullo y tumulto de gente, entre el tropel, me di cuenta de que todos leían cartas, éstas estaban esparcidas por el suelo, habían dibujos y sobres esparcidos por todos lados; una caja en una esquina llena de sobres dirigidos al “Viejito Pascuero”.
Una persona a mi lado, repetía: “Mercadería… cena….”, ella buscaba esperanzada entre miles de cartas y sobres, alguna que dijese la mentada palabra y conceder a ése destinatario el regalo de Navidad; muchos hombres sentados en el suelo, y familias completas buscando y leyendo, leyendo… leyendo…
Hacía mucho calor, pero era más grande el deseo de éstas personas de llenar su corazón de algo que yo creía había perdido. Tomé muchas cartas sin dirección donde enviar “algo”… muchas de ellas, de niños que pedían la ansiada bicicleta o muñecas de marca… y me quedé con una.
Yo quería mi cena, regalos para mi familia y que mi gato no hubiese fallecido dos días antes sin ver las luces de mi árbol.
La carta de Julián decía que no quería regalos este año, que quería ver al viejo pascuero desde lejos y que su madre pudiera juntar el ansiado dinero que le faltaba para postular al subsidio y no vivir más de allegados.
Ahí estaba yo, buscando la Navidad entre cartas de niños que rebosaban del espíritu perdido y que logré encontrar en la carta de Julián.
Al final del día, recibí regalos, tuve cena, y a través de mis ojos, mi gato vió las luces de mi árbol.-

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MALA SUERTE



Hay gente que tiene “Mala Suerte”, me comentó David, mientras veíamos pasar los autos frente a nosotros.
-¿Crees en eso?- pregunté yo-
Y él sin mirarme, siguió su relato.
- Conocía a la Marta hace muchos años, éramos buenos amigos; hasta hoy lo somos, tan amigos que tengo con ella algo muy en común, tenemos una hija que es mi tesoro y la luz de mis ojos.
La Marta tiene una hermana, Loreto, “Gran Loreto”, cuando pienso, y a quien le debo mucho, me recuerdo de ella y es de ella de quien quiero contarte.
Ella vivía cerca del cementerio de la ciudad, y una noche cuando la Marta aún no regresaba del trabajo, sintió unos extraños ruidos en el patio; pensando en lo peor, tomó a La luz de mis ojos que dormía y la metió en el closet. Eran unos tipos que por no encontrar qué robar, decidieron robarse la inocencia de la Loreto.
Tiempo después, se cambiaron de casa, a otro barrio, donde conoció a Cristian, era voluntario de Bombero, un buen tipo; creo que se amaban lo suficiente como para pasar toda una vida juntos, pero lo inesperado no tardaría en llegar, la “mala suerte”, de la que te hablo, se volvió a repetir.
Era tiempo de invierno cuando Cristian acudió a un incendio, pero al llegar recibió una descarga de corriente que le quitó la vida, dejando a la Loreto en este mundo y con un hijo en el vientre que él jamás supo que existía. Cristian le puso como nombre la Loreto.
Hoy miro los ojos de mi hija y veo también los ojos de la Loreto reflejados en los de ella. Es algo como Amor y pena.-
-Debo estar loco para contarte esto, alo mejor es “Mala Suerte” – me dijo-

Y lo vi alejarse lentamente por la calle en dirección a su casa.-

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ZAPATOS QUE CORREN


Eran mis zapatos,
los que escogí en el verano para usar
con mi lindo vestido dorado de novia.

¡¡Eran increíbles!!, brillantes.
llenos de lentejuelas y perlas.
De un suave color crema, con un recatado taco.

Bromeaba diciendo que eran los que “corrían más rápido…”
y todos reían en casa…

(Eran…)
Hoy...
fallecen en un basurero
acuchillados por mi.-
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LA FUGA


Él se encontraba encerrado hace algún tiempo en esa burbuja transparente y llena de agua, ya se había acostumbrado a vivir de aquel modo, cuando algo repentino sucedió para cambiar sus días de desgracia; comenzaron a cambiarlo constantemente de burbuja. Trataba de no mover ninguna parte de su cuerpo dentro del agua, y cuando lo veían quieto, la mujer del lugar le golpeaba el cristal para hacerlo despertar.
Por mientras, Max pensaba e el modo de poder escapar de su prisión, seguramente lo encontraban demasiado extraño, por eso le observaban tanto. Tal vez la mujer del lugar se preguntaba, como vivía semejante ser, sin salir a respirar.
Pero Max, siempre quiso hacerse el dormido.
En algunas oportunidades le observaban más de la cuenta y él se ponía nervioso, nadaba de un lugar para otro, aunque jamás encontró un lugar donde esconderse. En algunas oportunidades podía ver el sol, y en otras lo cambiaban a otra burbuja y podía ver pasto a su alrededor.
Max, también miraba muy de cerca los movimientos de la mujer del lugar. Él sabía que al siguiente cambio de burbuja, podía escapar a semejante prisión.
Él lo había planeado todo, esperaría al siguiente cambio de burbuja y después de algunos minutos la mujer del lugar desaparecería durante algunas horas.
Aquella mañana, el sol apareció radiante en la cordillera, Max sabía que pronto llegaría la mujer del lujar y lo trasladaría de burbuja para que tomara el sol. Durante la espera, el corazón de Max se sentía latir cada vez con más fuerza, aunque él pensaba que no debía notarse su nerviosismo.
La mujer llegó temprano (más que nunca), y todo sucedió de acuerdo a lo planeado por Max. La mujer desapareció por la puerta y ése era el ansiado momento para Max… por fin su libertad se encontraba cerca. Él sabía que nadie había visto sus enormes saltos dentro de la burbuja; saltos que practicaba cuando nadie lo veía, y hoy, esos saltos lo llevaría camino hacia la libertad.
Dio uno de sus brincos, llegando a la orilla de la burbuja que servía de respiradero, cuando una de sus patas se resbala por el grueso vidrio cayendo de nuevo al agua… haría otro intento. Volvió a brincar hasta que por fin logró agarrarse de la orilla, saltando fuera de la burbuja, se dio cuenta que el pasto que veía a través del cristal era de verdad, y que debajo del pasto había tierra oscura, la que le hizo recordar al resto de su familia, porque no era único en su especie…
Hace tiempo que sentía el sol en su piel, y se quedó así por unos instantes cuando de pronto sus ojos se encontraron con otros ojos más grandes que los de él… era una cosa que él jamás había visto, la cosa estaba toda cubierta de pelos rojos, caminaba en forma extraña y era tan grande como una roca. La cosa se le acercó, mientras Max prefirió quedarse quieto sin respirar, mientras la cosa lo olía y le hablaba un extraño idioma que él jamás comprendería, y sintió miedo…
La cosa abrió la boca y con un solo movimiento atrapó a Max entre sus dientes… era demasiado tarde para Max.
Su último pensamiento lo llevó a la burbuja y pensó en la extraña mujer que a diario lo sacaba a tomar el sol y le regalaba una mosca a la hora de la cena; desde ése momento se percató que jamás llegaría a ser un adulto como su padre. Él jamás sería un verdadero sapo.-

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Thursday, January 11, 2007

TOTA DE CHOCOLATE



La madre sostenía al niño en sus brazos a la salida del metro Universidad de Chile hace muchos años atrás…
Benjamín, un niño entonces de diez meses no comprendía que las circunstancias de la vida le fueran tan ingratas para él y su familia, compartían cada moneda o pan regalado fuera de alguna panadería, así aprendió a compartir con sus semejantes siendo un niño muy inquieto y sonriente siempre.
Viviana a quien el destino le había impedido tener hijos, la puso por esas mismas extrañas circunstancias a cargo de Benjamín, convirtiéndose para ella y su marido en el hijo que jamás podrían tener juntos.
Cada palabra dicha por Benjamín era un triunfo compartido con su madre adoptiva, quien lentamente le enseñó a leer y hablar.
Al llegar su primera navidad como familia se le dijo al niño que vendría el “Viejito Pascuero” al que debía pedir sus regalos, la sorpresa para la familia de Benjamín es que el niño en vez de pedir juguetes, autos o pelota, pidió “TOTA”; Tota, era la palabra con la que el niño identificaba una torta la que veía a diario fuera de la panadería y la que nunca su madre pudo comprar.
La noche de Navidad se vistió de colores y de luces para Benjamín, los adornos, la cena de navidad, y el cansancio lo llevaron a la cama muy temprano.
A la mañana siguiente al despertarse e ir a ver los regalos estaba lleno de felicidad, pero entre el triciclo, la pelota y los autos; al lado del árbol, una gran torta de chocolate. Benjamín dejó a un lado todos los juguetes, abrazando la torta, lleno de felicidad y con los ojos empapados en lágrimas, con un tenedor comenzó por sacar pequeños trozos los que no podía sostener bien, y con la ayuda de sus manos aun se le escurría el tremendo pastel.
Mientras Viviana me cuentas de su hijo, se le iluminan los ojos, es como si lo viera empapado en chocolate junto al árbol de navidad, y siento que sufre de algún modo la ingratitud de su hijo Benjamín de dejarla tan sola.
Hoy día Benjamín ya está muy grande y ha decidido hacer su vida cual hijo ingrato, olvidándose de los cuidados y desvelos de su madre adoptiva a la que no visita, a la que recrimina de vez en cuando por sus excesos de cuidados.Viviana suspira y me pregunta si le envía la “TOTA” de chocolate de regalo para su hijo Benjamín, yo; sólo la miro y le digo que este año debería cambiar de sabor.-

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EL DESTINO




Era el nerviosismo del encuentro (creo).
Ella lo abrazó fuertemente y Él la miró fijamente a los ojos como preguntándole ¿Por qué?.
Estaban rodeados de gente y nada podían aclarar en aquel momento… Sus miradas querían preguntar, sin embargo sólo se limitaron a observarse mutuamente y recordar “viejos tiempos”, cuando había tanto que disfrutar… cuando había tanto que callar…
Ella había llegado a Santiago (de vacaciones) hace veinte años atrás, él un muchachito entonces, había venido también a la casa de su hermana (de vacaciones).
Las circunstancias de la vida los reunió en la casa pequeña de Pedro de Valdivia, donde por varias semanas se juraron amor eterno, de aquellos que prometes todo un fin de semana.
La Patty había prometido escribir y a la vez juntarse para las siguientes vacaciones, cosa que jamás volverían a hacer.
Supongo que habían hecho planes para el futuro, pero nunca se concretaron.
La Patty, madre de dos hijos, a los que visitaba para las vacaciones, había decidido dar término al romance con mi tío. Para ello escribió tres cartas.
Llegaron a mis manos pro casualidad hace veinte años, nunca supe porque no llegaron a destino. Al abrir las cartas, grande fue mi sorpresa al encontrar jeroglíficos en vez de letras legibles; sin embargo al intentar reunir algunas letras, lentamente la carta fue siendo comprensible…
Ahora entiendo la soledad de la Patty, el complejo de ser mucho mayor que mi tío y comprendo, aunque no comparto la renuncia al amor…
Ella en aquel tiempo, trabajaba en el Norte, y era mucho el sacrificio de estar tan sola y seguir así, hasta el día de hoy.
Hace siete años le conté a mi tío, la existencia de las cartas, las que no quiso leer, sin embargo como respuesta a las mismas, me entregó un poema escrito por él, refiriéndose a las cartas que él jamás recibió.
Hoy, ellos se miran de un sillón a otro…como que se dicen cosas, o como que no se dicen nada.
Sin embargo quiero ver felicidad en el rostro de la Patty que lo mira y piensa: “Si es que…” Y yo desde aquí mirándolos pensando en que quizás las cartas pudieron haber cambiado el destino de esas dos almas.-

PK2

Wednesday, January 03, 2007

NADA






No hay nada mas...
ni sombras, ni sueños.
La ausencia de palabras y quizás la desolacion de su mirada..
.
No comprendo...
puedo decir una y otra vez.

No quiero...
puedo repertirlo cien o mil veces.

Sin embargo siento en mi ser
que algo sucede...
que algo pasa y será para siempre.-
PK2