DE REGRESO
Regresando a Angol luego de un mes en el Sur Austral de Chile, había dejado los recuerdos a un lado, las largas horas en un Chile Chico que se expande lentamente, el lago que aísla cada vez más a un territorio que se niega a desaparecer. Estaba yo, allí, observándolo todo, disfrutando de días soleados, y algunas tardes de soledad en la casita.
Comencé a hornear algo de pan
mientras te esperaba para el almuerzo y luego de una larga tarde para la once…
La noche llegaba de repente y lentamente se fue acortando al pasar los días.
Todo se termina, todo lo mío quedó por allá, entre los cerros, el lago que
llama con su fuerte oleaje, los animales que se cruzan en la carretera, el
viento de algunos días, y el color verde de los cerros que circundan la ciudad…
Me tocó regresar; regresar a mi casa, donde ni siquiera pude recordar el dolor
de haber perdido a la gata “Pinty Custión”, donde no me permití recordar el
cemento que avanzaba lentamente por las calles llenas de polvo y tierra, me
encontré con un árbol lleno de hojas, el pasto descuidado del jardín y las
flores secas. Me siento con el corazón vacío, lleno sólo de recuerdos que
pasaron hace tanto, pero tanto tiempo; sin embargo han pasado solo dos días. Cosas
de casa se encuentran embaladas en cajas, cajas que aún siguen acomodadas en el living,
en el dormitorio, en el pasillo y esperan… pronto vendrán por ellas y yo con
ellas volveré a regresar, a seguir con mi vida, contigo... No sé qué pasó con
los recuerdos de Angol, con los sueños que se perdieron con los vuelos de
las avionetas del aeródromo. No sé si quiero salir a caminar al patio de atrás
que llega hasta el rio; sólo quiero permanecer aquí a la espera, junto con
estas cajas que pronto desaparecerán de acá. Yo; regresaré otra vez con mis
recuerdos que deambulan en la casita donde te encuentras y por fin nos
reencontraremos los tres.